Reflejos que nos dejan vislumbrar que nos emocionan, que se disponen a recibirnos, nos muestran el impacto de nuestra imágen, en él nos enfrentamos a nosotros mismos y contemplamos nuestra figura, reflejos que nos descepcionan, a veces tirano y nos atemoriza transformándose en un crítico juez que no deja esconder nada, y oras veces complaciente y nos cautiva, devolviéndonos la confianza, nos van descubriendo de a poco delineando de pronto lo superficial y lo profundo.