EN LA CIUDAD

Alucinadas las veredas se cubren con la penumbra, senderos de pesares de sueños y pasión, rincones mágicos acelerando los latidos. Algunas ventanas insomnes se iluminan en la ciudad adormecida e incierta, en el cielo inmenso los astros suspendidos, fulgura una estrella. La noche brilla y el viento silba tibio un susurro, acariciando las grietas de las añoranzas. Versos nocturnos devorando soledades.